La crisis de los narcopisos fuerza a Colau a intervenir

La alcaldesa Colau, ayer al término de su reunión con varios vecinos del barrio del Raval (Xavier Cervera)

La alcaldesa Ada Colau está asumiendo de manera personal la gestión de la crisis de los narcopisos del Raval. En verdad no tiene otro remedio. Las circunstancias la están obligando. Ayer por la tarde se reunió durante dos horas y media con los representantes de una quincena de entidades ciudadanas del barrio. Fue un encuentro extraordinario no anunciado. Hasta ahora la alcaldesa Colau había pasado de puntillas por este problema, apenas había asomado la cabeza por el Raval. Estos últimos días, en cambio, se dio un par de paseos por el barrio. Al parecer fueron un par de excursiones muy discretas. A la alcaldesa Colau le preocupa mucho que la acusen de querer hacerse fotos. Y ayer trató con todas sus fuerzas de convencer a los vecinos de este lado de Ciutat Vella de que el Ayuntamiento está haciendo todo lo posible para superar esta grave crisis, que de ninguna manera están abandonados frente a los traficantes de drogas, que la lucha contra las narcoocupaciones es en estos momentos una de sus grandes prioridades.

Y para demostrarlo la alcaldesa Colau quiso que también acudieran al encuentro la concejal del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin; la gerente del distrito, Mónica Mateos; la comisionada de Salud, Gemma Tarafa; sendos representantes de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Urbana; el gerente de Vivienda, Javier Burón, y su último fichaje, el exdirigente de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, Carlos Macias. La reunión se desarrolló en un clima cordial, en ocasiones un tanto catártico. Los vecinos tuvieron la oportunidad de explicar a la alcaldesa Colau los duros azotes que están sufriendo sus vidas cotidianas. Algunos testimonios fueron muy emocionantes. Y la alcaldesa repuso que en los últimos días está manteniendo un contacto permanente con responsables de las policías municipal y autonómica, que continuarán destinando recursos al plan de choque municipal, que la falta de un Govern en la Generalitat entorpece las respuestas, pero que… “No estamos mirando al problema de lado, lo estamos mirando de cara –apostilló–. Apuraremos al máximo todas nuestras competencias. Estamos contactando con los propietarios de todos los pisos vacíos para convencerles de que los dediquen a alquiler social. Llevaré este tema de manera prioritaria”.

No, el gobierno de los comunes no anunció ayer por la tarde ninguna medida extraordinaria, ningún cambio de estrategia, ninguna nueva idea. El principal objetivo de la reunión fue recuperar la confianza perdida. Mucha gente del Raval se siente abandonada por las instituciones. Dicen que llamar todo el rato a la policía no sirve para nada, que nadie les hace caso, que se sienten desamparados.

La alcaldesa Colau recordó que cada nueve días se produce una intervención contra puntos de venta de drogas en el Raval, subrayó que buena parte del trabajo policial no se ve, incluso aceptó la invitación de los vecinos de las calles de En Roig, Picalquers y Robador a asistir su narcotour. En el fondo, la idea no le hace mucha gracia. La verdad es que en el barrio existen muchas diferencias entre los vecinos sobre cómo han de encarar la situación. Quizás la única recriminación de los políticos al otro lado de la mesa fue que algunos recurren a los medios de comunicación con mucha facilidad. Pero los organizadores del narcotour aseguraron a la alcaldesa Colau que podrá realizar la visita por los rincones más castigados por la venta de drogas de una manera muy discreta, que lo único que pretenden es que conozca sus ­problemas de primera mano. También hablaron de la posibilidad de que se abra un albergue para toxicómanos fuera del distrito de Ciutat Vella, de mejorar los servicios de limpieza del barrio, de la necesidad de establecer un protocolo de actuación policial frente a las narcocupaciones…

Después de conocerse que la finca de propiedad municipal del número 1 de la calle Sant Ramon había sido ocupada, el Ayuntamiento justificó que el edificio no había sido adjudicado, a pesar de que las viviendas llevaban meses acabadas, porque la compañía eléctrica no daba de alta la luz. Fuentes de Endesa respondieron que la finca requiere que el promotor construya un centro de transformación. La empresa validó el proyecto presentado por el Ayuntamiento el 30 de noviembre del 2016. Pues bien, el Ayuntamiento, a través de Foment de Ciutat Vella, había iniciado la licitación para construir el nuevo centro de transformación pocos días antes de que se hiciera pública la ocupación de la finca municipal, en concreto el 8 de febrero. Según los vecinos de la zona, durante esa fecha el edificio ya tenía okupas. La adjudicación de las obras no se hará hasta finales de este mes.